La BB, adversaria del informe de Borge.
Martes 11 de Septiembre de 2012 hrs.
Chetumal, perdía ese viernes, la tranquilidad hasta en el aire caribeño. El parsimonioso andar de los lugareños, contrastaba con el ir y venir de rostros desconocidos, ataviados –la mayoría-, con pantalones “beige” y guayaberas blancas. Era, el irremediable aviso de un evento político. Y en Chetumal, lo que no se sabe, se inventa.
Y si, se trataba de un evento que estrenaría protagonista. Roberto Borge daría –y dio- su primer informe de las actividades de gobierno. Uno que sobrepasó los 12 meses, es decir, luego de 17 de haber ascendido al poder –así se escribe y así se aplica-, reduciría en unas cuantas páginas, no solo su andar, sino sus actividades. Y así fue.
Se repetía, lo que secretamente es, el evento más esperado por todo gobernante. Ya sea municipal, estatal o federal. Un acto en el que, el protagonista en turno, reúne a lo más selecto de la política nacional. Y el poder de convocatoria, pareciera que marcara, como un termómetro, la popularidad, aceptación o tras paso de fronteras. Y Borge al parecer lo hizo.
Que si fueron sus organizadores, que si fueron las circunstancias, que si fue su simpatía y quehacer político, que más da. 13 gobernadores se apostaron en primera fila, para escuchar los pormenores de un informe, que por los tiempos -17 meses-, pudo muy bien sido el 1 y el 2 juntos.
Y si pensaban que sería un apellido innombrable el que le quitaría protagonismo al informe y al propio gobernador, a la cartelera y aplausos a Borge, se equivocaron. Carlos Salinas, solo tuvo que asomar su calvicie para que, fuera desde ese momento, la atracción periodística –y política-, del evento.
Junto a él, otro protagonista –que sin quererlo- tuvo que asumir parte de los flashes: Pedro Joaquín, el líder nacional del partido de Roberto Borge, el PRI. Y lo enfatizo el gobernante muy bien: “el presidente nacional de mi partido”.
Y, como era natural, a un lado de Carlos Salinas, no podría faltar Roberto Madrazo. Bueno, decir a lado físicamente, es decir mucho. Y ahí se demuestra la devaluación que la política le aplica a su gremio –hubieron muchos casos-. El ex gobernador tabasqueño, y ex candidato presidencial. El ex traicionado político por el “fuego amigo”, lo mandaron lejos, muy lejos de Salinas. Pero, al fin, el pertenece al grupo salinista. Quien no se acuerda de ese tiempo de muchos ayeres: el llamado “sindicato” de los gobernadores. Mario Villanueva Madrid, era uno de los socios.
Todos estuvieron. O, al menos eso dijeron. Los que no fuimos convocados, no por razones de calidad, sino por otras de cualidad fraterna, tuvimos que conformarnos con la palabra del locutor o de los medios.
Sin embargo por más que busco y trato –hasta con lupa- de encontrar en las fotos a Joaquín Hendricks y Jesús Martínez Ros, no los ubico. Y mire usted que ambos, son difíciles de pasar desapercibidos. Veo solamente a un Miguel Borge, sentado junto a Félix González y a una Isabel Tenorio, demostrando la altura de siempre, aún en los peores momentos. Y mire que los tuvo, dejarla parada y olvidada, no es para reírse de la anécdota. Como siempre sucede, la falta de conocimiento del quien es quien y de la propia historia, deja en aprietos al gobernador en turno, con errores que lastiman el ego y algunas veces los propios sentimientos.
Justamente, las fotos son las que marcan historia. A menos que apelen a un “photoshot” o “compló”, del mismo gobierno. Mientras el joven gobernador, Roberto Borge se emocionaba en cada palabra de su discurso, varios de los gobernadores y políticos invitados, emulaban al ex gobernador del estado, Félix González, quien, sentado junto a otro ex, y tío del actual gobernador, Miguel Borge, quizá tratando de evitar la nostalgia de tiempos pasados, “chateaba” –como ha sido su costumbre-, con discreción en su BB.
Al menos 6 o 7 de los gobernadores, sentados todos al frente, por supuesto, tenían sus ojos puestos en la tecnología, sustraídos quizá por el Twitter o el Facebook, o el HT del momento. Al menos, el del estado de México, la de Yucatán, el de Veracruz, el de Tabasco y varios, varios más, incluyendo a la propia secretaria de Turismo, Gloria Guevara, tenían puesta la mirada en el indispensable celular.
Tan historia puede ser la impresión fotográfica, que tomó instantáneas de varios momentos incómodos de personajes de la política nacional y local. Es el caso de la senadora electa por el PRD, la “amiguis” del priísmo quintanarroense, Luz María Beristaín, que una de dos: o se fue de fiesta la noche anterior o, le aburrió de sobremanera el discurso de Borge en el Congreso, con todo el acto protocolario. Sus bostezos eran tantos que, en uno de ellos, fue captada por la lente del fotógrafo, con una cara de fastidio que bien pudiera ser parte de la práctica de lo que hará en la Cámara de Senadores. Ni hablar, el lustre no sale, ni aunque se pula.
Otros, los políticos de cuña, los de antes, los de la “vieja guardia”, como Carlos Salinas, Pedro Joaquín, Miguel Borge, el titular de la Marina y el del ejército, por mencionar algunos, se concentraban –al menos lo demostraban-, en escuchar cada una de las palabras del interlocutor. Quizá por eso, están en donde están y perdurarán en el tiempo.
De los de casa ni que decir. Quien no daría la vida por asistir, cada año al informe del gobernante en turno. He visto cada historia a través de los años y, mire que ya son varios. Políticos, periodistas, empresarios y hasta la sociedad civil, aprovechan cada momento, para realizar negocios, amarres y relaciones. Lo que menos importa es el contenido de la lectura.
Estar presente en esos eventos, es parte de su “pedigrí”. Estar sentado en cierta fila en el evento, es parte de su nivel. Según es el color, es su importancia ante los demás. Resulta interesante, observar los rostros de los que antes, eran sentados obligadamente entre las primeras filas y que por circunstancias obvias, recalaron en la actualidad mucho más atrás de lo que hubieran deseado. Levantando dramáticamente el cuello, tratando de destacar entre tantos rostros y cueros cabelludos. Pero, así es la historia y la política. Hoy estas, mañana, quien sabe.
Quizá la única persona que disfruto y pudo ser disfrutada esa mañana –tarde intensa fue: Roberta Borge Zorrilla. Si, no me confundí. La pequeña hija de Roberto Borge, fue sin quererlo –ella, por supuesto-, parte esencial del evento y protagonista también, del evento político.
Así, finalmente terminó para los radio escuchas –como yo-, este evento. El otro, la comilona en la Casa de Gobierno en la capital del estado, fue otra cosa. No hace falta asistir –ya varias comidas de este tipo hemos recorrido-, para saber de pormenores. La lista “especial” en la entrada. Los lugares en las mesas finamente diseñadas, las viandas más suculentas para los invitados privilegiados y el ir y venir de meseros, personal de la Casa de Gobierno, de policías y de guardias indecisos, preguntando de tal o cual persona que se ostenta como amigo del amigo, y que fue excluido de la “lista” privilegiada de invitados.
Y no deja uno de comparar y extrañar esos muchos años atrás, en los que la gente del pueblo, podía asistir en alguna parte estratégica de la casona de la insurgente, a convivir y saludar al gobernante de turno. Dicen que es populismo, yo pienso que es lo justo. Después de todo, a quien se le rinde el informe de los pormenores de un gobierno. Pues al pueblo. Son los que votan.
Algunos nostálgicos recordarán como yo, cuando se abrían esas puertas que a través de los años se fueron haciendo cada vez más impenetrable. Posiblemente desde Mario Villanueva Madrid. Quizá por eso sigue siendo tan popular, pese a todo. El pueblo, acudía a saludar al gobernante, al amigo. Era una taquiza que los asistentes paladeaban como si fuera caviar.
Más abajo, en la zona VIP, en la palapa. Los invitados “especiales”, eran atendidos con esmero. El gobernador, bajaba de ves en cuando a saludar, mesa por mesa a los comensales. Al final, cuando la larga fila se reducía en la taquiza, entonces si, la familia, los amigos, invitados, colaboradores, funcionarios y colados, celebraban a solas, el acontecimiento. Pero, eran otros tiempos. El PRI, estaba en los “cuernos de la luna”. La oposición? Ni se sabía que existían en Quintana Roo. Pero, eran otros tiempos…
Y por cierto…y Enrique Peña Nieto, el presidente electo de México? Pues no asistió. Unos dicen que por cuestiones de agenda, otros, que porque no está asistiendo a los informes de los gobernadores. Los más atrevidos, hacen comentarios suspicaces en referencia a algunos detalles políticos que no le concuerdan en Quintana Roo. La verdad, solo los cercanos la saben, lo demás son solo especulaciones. Lo único cierto es que, todos, o casi todos, lo esperaban con uniforme de pantalón negro y guayabera blanca. Como quien espera al padrino…
Y si, se trataba de un evento que estrenaría protagonista. Roberto Borge daría –y dio- su primer informe de las actividades de gobierno. Uno que sobrepasó los 12 meses, es decir, luego de 17 de haber ascendido al poder –así se escribe y así se aplica-, reduciría en unas cuantas páginas, no solo su andar, sino sus actividades. Y así fue.
Se repetía, lo que secretamente es, el evento más esperado por todo gobernante. Ya sea municipal, estatal o federal. Un acto en el que, el protagonista en turno, reúne a lo más selecto de la política nacional. Y el poder de convocatoria, pareciera que marcara, como un termómetro, la popularidad, aceptación o tras paso de fronteras. Y Borge al parecer lo hizo.
Que si fueron sus organizadores, que si fueron las circunstancias, que si fue su simpatía y quehacer político, que más da. 13 gobernadores se apostaron en primera fila, para escuchar los pormenores de un informe, que por los tiempos -17 meses-, pudo muy bien sido el 1 y el 2 juntos.
Y si pensaban que sería un apellido innombrable el que le quitaría protagonismo al informe y al propio gobernador, a la cartelera y aplausos a Borge, se equivocaron. Carlos Salinas, solo tuvo que asomar su calvicie para que, fuera desde ese momento, la atracción periodística –y política-, del evento.
Junto a él, otro protagonista –que sin quererlo- tuvo que asumir parte de los flashes: Pedro Joaquín, el líder nacional del partido de Roberto Borge, el PRI. Y lo enfatizo el gobernante muy bien: “el presidente nacional de mi partido”.
Y, como era natural, a un lado de Carlos Salinas, no podría faltar Roberto Madrazo. Bueno, decir a lado físicamente, es decir mucho. Y ahí se demuestra la devaluación que la política le aplica a su gremio –hubieron muchos casos-. El ex gobernador tabasqueño, y ex candidato presidencial. El ex traicionado político por el “fuego amigo”, lo mandaron lejos, muy lejos de Salinas. Pero, al fin, el pertenece al grupo salinista. Quien no se acuerda de ese tiempo de muchos ayeres: el llamado “sindicato” de los gobernadores. Mario Villanueva Madrid, era uno de los socios.
Todos estuvieron. O, al menos eso dijeron. Los que no fuimos convocados, no por razones de calidad, sino por otras de cualidad fraterna, tuvimos que conformarnos con la palabra del locutor o de los medios.
Sin embargo por más que busco y trato –hasta con lupa- de encontrar en las fotos a Joaquín Hendricks y Jesús Martínez Ros, no los ubico. Y mire usted que ambos, son difíciles de pasar desapercibidos. Veo solamente a un Miguel Borge, sentado junto a Félix González y a una Isabel Tenorio, demostrando la altura de siempre, aún en los peores momentos. Y mire que los tuvo, dejarla parada y olvidada, no es para reírse de la anécdota. Como siempre sucede, la falta de conocimiento del quien es quien y de la propia historia, deja en aprietos al gobernador en turno, con errores que lastiman el ego y algunas veces los propios sentimientos.
Justamente, las fotos son las que marcan historia. A menos que apelen a un “photoshot” o “compló”, del mismo gobierno. Mientras el joven gobernador, Roberto Borge se emocionaba en cada palabra de su discurso, varios de los gobernadores y políticos invitados, emulaban al ex gobernador del estado, Félix González, quien, sentado junto a otro ex, y tío del actual gobernador, Miguel Borge, quizá tratando de evitar la nostalgia de tiempos pasados, “chateaba” –como ha sido su costumbre-, con discreción en su BB.
Al menos 6 o 7 de los gobernadores, sentados todos al frente, por supuesto, tenían sus ojos puestos en la tecnología, sustraídos quizá por el Twitter o el Facebook, o el HT del momento. Al menos, el del estado de México, la de Yucatán, el de Veracruz, el de Tabasco y varios, varios más, incluyendo a la propia secretaria de Turismo, Gloria Guevara, tenían puesta la mirada en el indispensable celular.
Tan historia puede ser la impresión fotográfica, que tomó instantáneas de varios momentos incómodos de personajes de la política nacional y local. Es el caso de la senadora electa por el PRD, la “amiguis” del priísmo quintanarroense, Luz María Beristaín, que una de dos: o se fue de fiesta la noche anterior o, le aburrió de sobremanera el discurso de Borge en el Congreso, con todo el acto protocolario. Sus bostezos eran tantos que, en uno de ellos, fue captada por la lente del fotógrafo, con una cara de fastidio que bien pudiera ser parte de la práctica de lo que hará en la Cámara de Senadores. Ni hablar, el lustre no sale, ni aunque se pula.
Otros, los políticos de cuña, los de antes, los de la “vieja guardia”, como Carlos Salinas, Pedro Joaquín, Miguel Borge, el titular de la Marina y el del ejército, por mencionar algunos, se concentraban –al menos lo demostraban-, en escuchar cada una de las palabras del interlocutor. Quizá por eso, están en donde están y perdurarán en el tiempo.
De los de casa ni que decir. Quien no daría la vida por asistir, cada año al informe del gobernante en turno. He visto cada historia a través de los años y, mire que ya son varios. Políticos, periodistas, empresarios y hasta la sociedad civil, aprovechan cada momento, para realizar negocios, amarres y relaciones. Lo que menos importa es el contenido de la lectura.
Estar presente en esos eventos, es parte de su “pedigrí”. Estar sentado en cierta fila en el evento, es parte de su nivel. Según es el color, es su importancia ante los demás. Resulta interesante, observar los rostros de los que antes, eran sentados obligadamente entre las primeras filas y que por circunstancias obvias, recalaron en la actualidad mucho más atrás de lo que hubieran deseado. Levantando dramáticamente el cuello, tratando de destacar entre tantos rostros y cueros cabelludos. Pero, así es la historia y la política. Hoy estas, mañana, quien sabe.
Quizá la única persona que disfruto y pudo ser disfrutada esa mañana –tarde intensa fue: Roberta Borge Zorrilla. Si, no me confundí. La pequeña hija de Roberto Borge, fue sin quererlo –ella, por supuesto-, parte esencial del evento y protagonista también, del evento político.
Así, finalmente terminó para los radio escuchas –como yo-, este evento. El otro, la comilona en la Casa de Gobierno en la capital del estado, fue otra cosa. No hace falta asistir –ya varias comidas de este tipo hemos recorrido-, para saber de pormenores. La lista “especial” en la entrada. Los lugares en las mesas finamente diseñadas, las viandas más suculentas para los invitados privilegiados y el ir y venir de meseros, personal de la Casa de Gobierno, de policías y de guardias indecisos, preguntando de tal o cual persona que se ostenta como amigo del amigo, y que fue excluido de la “lista” privilegiada de invitados.
Y no deja uno de comparar y extrañar esos muchos años atrás, en los que la gente del pueblo, podía asistir en alguna parte estratégica de la casona de la insurgente, a convivir y saludar al gobernante de turno. Dicen que es populismo, yo pienso que es lo justo. Después de todo, a quien se le rinde el informe de los pormenores de un gobierno. Pues al pueblo. Son los que votan.
Algunos nostálgicos recordarán como yo, cuando se abrían esas puertas que a través de los años se fueron haciendo cada vez más impenetrable. Posiblemente desde Mario Villanueva Madrid. Quizá por eso sigue siendo tan popular, pese a todo. El pueblo, acudía a saludar al gobernante, al amigo. Era una taquiza que los asistentes paladeaban como si fuera caviar.
Más abajo, en la zona VIP, en la palapa. Los invitados “especiales”, eran atendidos con esmero. El gobernador, bajaba de ves en cuando a saludar, mesa por mesa a los comensales. Al final, cuando la larga fila se reducía en la taquiza, entonces si, la familia, los amigos, invitados, colaboradores, funcionarios y colados, celebraban a solas, el acontecimiento. Pero, eran otros tiempos. El PRI, estaba en los “cuernos de la luna”. La oposición? Ni se sabía que existían en Quintana Roo. Pero, eran otros tiempos…
Y por cierto…y Enrique Peña Nieto, el presidente electo de México? Pues no asistió. Unos dicen que por cuestiones de agenda, otros, que porque no está asistiendo a los informes de los gobernadores. Los más atrevidos, hacen comentarios suspicaces en referencia a algunos detalles políticos que no le concuerdan en Quintana Roo. La verdad, solo los cercanos la saben, lo demás son solo especulaciones. Lo único cierto es que, todos, o casi todos, lo esperaban con uniforme de pantalón negro y guayabera blanca. Como quien espera al padrino…